La Noche que las Puertas se Olvidaron de Cerrar

Posted by Wally Drling in Historias

En Welcome Home, la noche solía ser tranquila.
Las farolas lanzaban una luz cálida sobre las aceras, los grillos cantaban con precisión y cada vecino cerraba la puerta de su casa con un amable “buenas noches” antes de irse a dormir.
Siempre había sido así. Siempre.

Pero aquella noche, algo cambió.

Julie Joyful fue la primera en notarlo.
Bailaba de regreso a casa después de pasar la tarde con Poppy Partridge, llevando una caja de galletas envuelta con un lazo amarillo. Cuando pasó frente a la tienda de Howdy Pillar, se dio cuenta de que la puerta estaba abierta de par en par.

—Oh, Howdy… ¡te olvidaste de cerrar! —dijo con una risita.
Pero no había nadie dentro.
No había luz.
Y el viento no entraba, aunque la puerta permanecía abierta.

Julie pensó en cerrarla, pero algo la detuvo.
No sabía qué.


A la mañana siguiente, Barnaby B. Beagle estaba recostado frente a la casa de Eddie Dear.
—¿Viste eso? —dijo, señalando con su pata.
La puerta de Eddie también estaba abierta. Eddie estaba sentado en el interior, pero no parecía darse cuenta.
Estaba tomando café… mirando la nada.

Frank Frankly salió de la biblioteca con un libro sobre arquitectura antigua.
—Esto es ridículo. ¡Nadie cerró sus puertas anoche! —dijo, ajustándose el chaleco.
—No es que las olvidaran… —murmuró Eddie, sin mirarlo.
Frank se detuvo.
—¿Qué quieres decir?

Eddie bebió otro sorbo.
—Intenté cerrarla. No quiso.


Poppy apareció cargando un cesto de pan recién horneado.
—Es cierto. La mía tampoco cerraba. Empujé, tiré… pero era como si la puerta ya no supiera qué significaba “cerrar”.

Julie miró a Wally, que estaba sentado en su porche, como siempre.
—Wally, ¿la tuya?

Wally sonrió.
—La mía está abierta. Me gusta así.

Julie se estremeció.
—Pero… ¿por qué pasa esto?

Wally giró la cabeza hacia ella, todavía sonriendo.
—Porque algo quiere entrar.


Esa noche, las puertas seguían abiertas.
El viento parecía más silencioso de lo habitual, y las farolas parpadeaban como si no pudieran decidir entre encenderse o apagarse.

Julie no pudo dormir.
Se levantó para cerrar la puerta una vez más, pero al tocarla sintió que estaba… tibia. Como si hubiera alguien apoyado del otro lado.

No se atrevió a abrirla más.

A lo lejos, desde su porche, Wally seguía sentado.
Sonriendo.


🧠 Reflexión del Vecindario:

En Welcome Home, lo cotidiano puede cambiar sin previo aviso. Una puerta abierta puede ser solo eso… o puede ser una invitación. Y aunque nadie lo diga en voz alta, todos parecen saber que Wally entiende más de lo que comparte. Quizá por eso, cuando las cosas se vuelven extrañas, siempre está ahí, esperándote en su puerta.

Comments

  1. Juan:

    Buena historia, deseando la proxima

  2. Lidia:

    Para cuando la nueva historia?

Leave a Reply to Lidia Cancel Reply